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MI BLOOD MOON

  • DOLORES DELIA
  • 4 ene 2019
  • 4 Min. de lectura

No puedo hablar de mi 2019, porque lo leeré mientras lo escriba. Pero si puedo hablar de mi año anterior......

365 días, de los cuales menos de la mitad cuentan la historia. Uno de esos, 27 de julio, Blood Moon eclipse, asi lo llaman, cuando La luna se torno roja en pleno eclipe lunar. y en su momento no tenia ni idea por que. Si soy sincera, nunca había escuchado este espectáculo. Uno pensaría que paso marte por delante. Pero en vez la luna llena, paso por atrás de la tierra, y se vio sumida en oscuridad, y se tornó completamente roja. Sol, Luna, tierra en un mismo eje. sin embargo la luz desaparece. La tierra le bloque la luz del sol a la luna, y como en los populares atardeceres y amaneceres todo se torna del color del fuego y la pasión, así lo fue. O al menos eso fue lo que entendí.

Todo en un mismo eje en el cielo, y en mi vida, ni mente, ni cuerpo, ni alma mirando para un mismo lado. Supongo que tiene que ver también con una etapa de mi vida, en el que metafóricamente hablando se fue la luz, todo se torno de un mismo color, aun teniendo muchas cosas por las que agradecer sentí que necesitaba mas. Dejarlo todo en vivir la vida. Y así lo hice todo el año. Enfrente a mi sombra, revolví en mi oscuridad, me reencontré, como siempre en mi pasión, el arte y busque mi luz. Y la sigo buscando.

En su momento no sabia que estaba pasando, por eso supongo no pude terminar la obra. Simplemente ahí estaba acumulando polvo entre otras, nada especial. Tarde 5 meses en terminarla.

La termine a pura conciencia, y puedo contar como inconscientemente empezó ...

Sin tener en claro lo que hacia, partí por los arboles. (Fotolitografías de los pinos de un parque nacional de Albuquerque, donde estaba en ese momento aprendiendo sobre la algrafia, litografía sobre plancha de aluminio), y sobre los efectos meteorológicos de vivir en una cuidad en el desierto. Papel blanco, arboles azules, nada extraordinario. Y muy lindo todo pero quedaron abandonadas las impresiones un par de días porque a pesar de que amaba el color de esos pinos no tenían nada pasional, nada de piel, solo hueso.

Llego el 27 de julio y con el el famoso eclipse que se venia. En la noche lo comente con las personas con las que estaba y en el desayuno concebí la idea. Y entonces paso, la luna se había oscurecido y tornado roja, y fue algo que se metió en mi cabeza y lo vi claro.

Tenia las litografías en aluminio de un ojo , mi ojo, que miraba hacia arriba, pero no lo había impreso todavía. " El sabor de las nuevas imágenes" eso le había escrito en la piel de ese ojo en su marco redondo. Hermosa sinestesia, y muy cierta. Redondo como la luna, el sol y la tierra. No sabia que era. Simplemente sin darme cuenta había hecho una luna. (Aprendí a hacer un rodillo plano en degrade para la noche de fondo con negro y transparente).

(Se me ocurrió imprimir en papel japones y aprender a hacer un buen chine colé, cosa que jamas había hecho . Imprimí sobre ese papel, y como una experta primeriza lo llene de pegamento especial y lo pase por la prensa, pieza por pieza). Y de la típica idea que uno tiene de un eclipse, con lo que aprendí de la luna roja, que imprimí con un rodillo entre anaranjado y rojo anaranjado, uní toda la obra.

Aun así faltaba algo....

El políptico quedo incompleto porque no sabia lo que quería decir con esta obra, no me cerraba lo que había hecho. Pero por alguna extraña razón me urgía hacer una obra sobre esto. Ahí quedo. Me volví a mi casa, pero ya no me sentía como en casa, algo había cambiado, de la luz a la sombra, de la sombra a la luz, mi superficie era distinta, mi interior también. Me subí a otro avión, así como de urgencia porque se me escapaba el momento, y viaje a otro país, otro continente donde no conocía a nadie. " Y así cerca de la tierra me sentí parte del mundo" como le dijo la Luna a la Tierra esa noche. Me aleje de lo conocido y busque donde no veía nada familiar, busque en otro tipo de oscuridad.

La falta de luz no es mala, a veces significa que hay que volver a aprender a ver para caminar. Todo nuevo, no sabes donde están las cosas a tu alrededor, pero es un nuevo desafió. Pienso que seguía atrás de la sombra sin embargo me sentía mas fuerte que nunca.

Como el mismo eclipse , después de revolver a ciegas en cosas de mi pasado y de mi presente , decidí abandonar. Abandonar esa piel vieja, abandonar esas sensaciones, ese ancla, me encontré cara a cara con mi sombra. Tuve que enfrentarme a muchas cosas para en cierta manera nacer de nuevo. Y esto fue así todo el año. Mi año anterior supongo era mi vieja luna, y este año mi luna llena que fue eclipsando.

Me anime a tanto mas. Me anime a hacerme escuchar, a decir todo lo que pienso, mas allá de que me trajo un par de problemas. Aprendí nuevas técnicas, tome nuevos maestros, viaje a nuevos continentes en busca de mas cosas para aprender, y mas maneras de expresar mi lenguaje, y sin darme cuenta cambie mi luna. Siempre viví en la luna, sin embargo ahora estaba en la tierra.

Ni mucha ni poca luz es buena. Ningún extremo. Pero aprendí a transitar ambos caminos, y sigo aprendiendo, porque sigo en mi eclipse. Todo este año el arte estuvo conmigo, buenas y malas, me relaje y aprendí, y seguí buscando aprender mas, me volví ambiciosa y fui por mas, por el sabor de las imágenes, y el color de los sonidos, y los sonidos de las imágenes.

Volví a mi país, lo primero que hice fue buscar mis estampas, y terminar mi obra. Como los japoneses y sus hilos de oro que remiendan las cerámicas, yo uní mi obra con manchas y frases y lineas doradas de todo lo que entendí que me había pasado estos últimos dos años.

El 2017 me hizo entender que me faltaba coraje, el 2018 finalmente me enfrento conmigo misma, cara a cara con mi sombra. Y el 2019 lo seguirá haciendo. Y que así sea....


 
 
 

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